El Patón destacó que el equipo boliviano intentó el juego del "golpe por golpe", pero que les salió mal; el triunfo por 5-0 pone a San Lorenzo con un pie en la final de la Copa Libertadores
Bengalas. Mascotas. Música. Euforia, En una hora, el Nuevo Gasómetro se transformó en un caleidoscopio azulgrana. Las tribunas temblaron cuando esos once jugadores, portadores de la ilusión de todo un pueblo de hinchas, entraron en el campo. Fuegos artificiales. Fervor. Esperanza. En el estadio se palpaba la sensación: esta Copa Libertadores no puede escaparse. Es ahora, San Lorenzo . Ahora es el momento de entrar en la historia grande del fútbol sudamericano. Es la hora de dejar atrás años de frustraciones y coronarse, de una vez por todas, como el mejor del continente.
En pleno Brasil 2014, los hinchas del Ciclón tachaban los días que faltaban para volver a soñar en el Nuevo Gasómetro. Pasó el Mundial; transcurrieron las semanas y las últimas horas, infinitas...eternas.
Unos 60 minutos antes del comienzo del partido, el Bajo Flores era escenario de un incesante peregrinaje de hinchas. Todos pensando en positivo. Todos alentando a los suyos. Casi todos, con una camiseta, de ahora o de antes, ¿qué importa? Algunos le rezaron al Papa Francisco , el hincha más famoso, para que obre algún milagro y el Ciclón consiguiera un buen resultado , para así poder viajar a la altura boliviana con tranquilidad.
La paz del pueblo azulgrana llegó con los goles. Uno (Matos), al comienzo. Dos (Más)...Tres (Mercier, tras una guapeada en la mitad de la cancha)...Cuatro (Buffarini, derechazo inapelable). Quinto (Más, tras otra pelota parada). No hubo tensión deportiva, ni necesidad de comerse las uñas.
"Hicimos un partido casi perfecto", asumió Edgardo Bauza tras la goleada. Sin embargo, el DT admitió que el resultado "no es acorde con una semifinal. La historia de esta Copa no indica que haya esta diferencia...Pero el fútbol tiene estas cosas", agregó el Patón. "Pudimos mantener el ritmo durante todo el partido. En el segundo tiempo ellos, con los cambios, fueron al golpe por golpe. Y les salió mal", agregó el entrenador del Ciclón.
En la cancha, el frío invitaba a cantar y saltar por San Lorenzo. En la platea, en la tribuna popular, en cada uno de los cuatro puntos cardinales del estadio, los hinchas vibraron con su equipo, que estuvo a la altura de un partido decisivo; y que cumplió con creces un compromiso que lo dejó a un paso de hacer historia y jugar por primera vez una final para ser el mejor de América. "Estoy muy feliz y contento. Les dije a los jugadores que estén tranquilos con la euforia. Falta la mitad. Además, conozco a este técnico y a los jugadores. No se van a dar por vencidos", recordó Bauza en la conferencia de prensa. San Lorenzo está tranquilo, pero es consciente de que aún no ha sellado su pasaporte al cotejo decisivo.
Los 45.000 hinchas no pararon de aplaudir y alentar a los suyos. Ante remates desviados o jugadas que terminaban mal, la gente igual respondía con un aplauso. Sobre el final del partido, incluso, se animaron a cantar un "Olé...Olé", cada vez que los de azul y rojo hacían jugar la pelota por toda la cancha. "Era lo que estábamos buscando: conseguir una diferencia importante en casa", contó Mauro Matos, autor del gol que abrió la cuenta de una paliza que hoy hace soñar con más fuerza. "Hicimos un partido más que excelente y por eso sacamos esta diferencia, que nos permite ir tranquilos a Bolivia", añadió el delantero.
"Sé las dificultades que tiene la altura", tranquilizó Bauza. "Trataremos de que el equipo supere no sólo eso, sino también al rival. Desde el viernes [por mañana] vamos a trabajar ese partido", aseguró Bauza. San Lorenzo hizo su trabajo y ganó, goleada incluida. Irá a Bolivia con más de la mitad del pasaje a la final en el bolsillo. Irá para ser más historia.
HUBO 4000 BOLIVIANOS EN LA CANCHA
Blandieron sus banderas bolivianas en un codo de la tribuna visitante. Apenas los separaba un pulmón de los hinchas de San Lorenzo. Pero ellos, los 4000 hinchas bolivianos (Bolívar agotó las entradas que recibió) tampoco pararon de alentar durante todo el partido. Incluso, cada vez que los dirigidos por el español Xabier Azkargorta cruzaban la mitad de la cancha, los simpatizantes visitantes gritaban como si hubieran convertido un gol..
cancha llena
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