San Lorenzo sigue en la senda triunfal y se aleja cada vez más de la zona del descenso. El merecido 2-1 ante Independiente dejó al equipo de Boedo 11 unidades por encima de su rival, que se hunde en los promedios.
Tras el tempranero gol de la visita, el Ciclón tuvo la virtud de no desesperarse ante el resultado adverso y, con un buen trabajo en conjunto y un juego asociado prolijo, se llevó puesto al Rojo y dio vuelta el marcador.
Con la llegada de Juan Antonio Pizzi a la dirección técnica, el equipo azulgrana consiguió una identidad en el terreno, que hace varias temporadas no tenía.
La dupla Enzo Kalinski–Juan Mercier en el doble cinco volvió a complementarse perfectamente, dando equilibrio en mitad de cancha y distribuyendo correctamente la pelota.
La figura del clásico, Alan Ruiz, fue incontrolable para la defensa roja y coronó su notable tarde–noche clavando un misil que se le coló en el ángulo a un inseguro Hilario Navarro, originando el delirio de los 30.000 cuervos que coparon el Pedro Bidegain. El juvenil enganche es, sin duda, la revelación de San Lorenzo y ya lleva 2 tantos en el club.
Denis Stracqualursi no pudo continuar su racha de anotaciones, pero tuvo una destacada participación, aguantando correctamente de espaldas el balón, haciendo el trabajo sucio y generando peligro en todo momento.
Con esta victoria, San Lorenzo lleva tres éxitos consecutivos y su fiel legión de simpatizantes se esperanza con que el próximo certamen se tiña de azulgrana. Ante Lanús cerrará la participación en el Torneo Inicial, que empezó para el olvido y termina a lo grande. A pura ilusión.
MARIANO SUHAS
SOY SAN LORENZO
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