miércoles, 3 de diciembre de 2014

Que en Marruecos, cueste lo que cueste...

Finalizada la goleada ante Estudiantes de La Plata y en medio de la lluvia torrencial que azotaba el Nuevo Gasómetro, el grito de guerra que nació desde la tribuna popular no se hizo esperar. Atrás quedan las dudas de un torneo de transición que poco le aportó a San Lorenzo e incluso el máximo trofeo continental obtenido en Agosto. La gente lo dejó claro, hay que dejar la vida en el Mundial de Clubes.

El 13 de Agosto de 2014, el pueblo azulgrana consiguió la Copa Libertadores, el máximo pináculo de su historia deportiva. No obstante ello y a pesar de lo difícil que será el compromiso competitivo que afrontara nuestra institución en Diciembre, la hinchada cuerva hizo saber a su equipo en la despedida del último partido de local, que el honor de esta camiseta no se negocia. A pesar de que algunos medios madrileños ya especulan con las diferencias de superioridad existente entre el Madrid y sus eventuales rivales, y más allá de la cantidad de partidos ganados al hilo por parte de los merengues y los grandes nombres que este equipo posee, San Lorenzo no debe ir acomplejado al torneo. Deberíamos recordar algunos estimulantes ejemplos como que Boca alguna vez, pudo con este mismo imbatible rival en los papeles y que el Estudiantes de Sabella, le dio un buen susto al mejor Barcelona de la historia. El futbol argentino a pesar de sus limitaciones y contingencias tiene mucho potrero y clubes de barrio, y eso ha dado fruto a los Maradona, los Riquelme, los Ortigoza o Correa y podría citar una lista interminable. Además y como si fuera poco, el futbolista autóctono, tiene naturalmente un plus, una suerte de amor propio que lo agranda en las adversidades como David a Goliat.

Por otra parte, y tal como alguna vez bien lo definió Dante Panzeri, el futbol es la Dinámica de lo impensado y carece de toda lógica, eso es justamente lo que hace hermoso a este deporte. La viveza criolla y una buena táctica, pueden llegar a equiparar cualquier diferencia en nombres y nivel. Uno podrá ser tildado de nostálgico y está bien, pero es lo que siento y persigo transmitir. Banco a este equipo y a este cuerpo técnico, pero sobre todo a la camiseta que portan, que lleva los colores de la mística Maria Auxiliadora, el nombre de un Santo Mártir y el homenaje a una de las más gloriosas batallas, libradas por nuestro General San Martin camino a nuestra definitiva emancipación de los españoles, paradojas aparte.

Más que la preparación para un Mundial de Clubes, parece una arenga militar lo que se necesita, o una catarsis de convencimiento quizás, y después de todo, esto es mucho más para nosotros que algo meramente deportivo. Son nuestros colores representando al país en un torneo mundial, es nuestro querido y viejo ciclón en la conversación con los poderosos del mundo, es Ringo subiéndose a pelar con Muhammad Ali, o son tal vez los criollos, echando a los Ingleses de Buenos Aires con aceite o agua hirviendo (así lo sentimos o deberíamos hacerlo para entender lo importante de la causa). Vamos por la gloria, por la epopeya, por aquello de tener reservado un lugar en la historia y poder contarle algún día a nuestros hijos o quizá nietos, que alguna vez San Lorenzo (si, el de los atorrantes Forzosos de Almagro y el padre Lorenzo Massa) fue campeón del mundo. Abstenerse lógicos matemáticos y estadistas del sentido común, creo en lo que escribo y también en las utopías, por eso soy hincha de este club y profeso en sus milagros. Vamos Ciclón carajo, fe que se puede.

PABLO ARTECONA
SOY SAN LORENZO

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