Por Alejandra Abboud
Les cuento mi pequeña historia de cómo nací hincha de San Lorenzo.
Mi viejo vino desde su Siria natal a los 20 años y acá conoció a mi madre. Se casaron y vinieron a vivir al barrio de Boedo. A tres cuadras del Oratorio San Antonio sobre la calle México , en donde nació el Ciclón, nacimos mi hermano y yo . Siempre me llamaron la atención varias coincidencias. Mi hermano nació un 11 de noviembre , mismo día que el Padre Lorenzo y cinco años más tarde nací yo un 20 de septiembre, mismo día que Don Pedro Bidegain. Hermosas casualidades.
A pesar que mi mamá era simpatizante de Racing, nos hizo socios a los dos de San Lorenzo. A esa altura mi viejo ya era más porteño que árabe, fana Cuervo y tanguero, sumándose que eran las épocas de furor de Av. La Plata y el Viejo Gasómetro. Yo no lo llegué a vivir , sólo tengo algunos vagos recuerdos de los últimos tiempos, pero mi hermano lo vivió muy intensamente, tanto en lo deportivo como en lo social.
Mi vieja murió en el año 1977 y no llegó a saber de las tristezas que vendrían en los años siguientes . Pérdida del estadio, de la categoría , de deambular de un lugar a otro. Por eso siempre digo que ella se quedó en Av. La Plata esperándonos, sabiendo que allí íbamos a volver a encontrarnos.
Tiempo después mi hermano y yo ya no éramos más socios y no podíamos acercarnos por la zona de Av. La Plata al 1700 por el dolor que nos causaba, no sólo por la desgracia personal vivida en aquellos años sino además por la expropiación que sufrimos todos los sanlorencistas. Más adelante la vida nos llevaría por caminos que, laboralmente, no nos dejaban estar partido tras partido en una cancha, pero siempre atentos a todo el acontecer deportivo e institucional y disfrutando de nuestra Ciudad Deportiva. En mi caso, a riesgo de perder algún trabajo por preferir ver a mi equipo en lugar de cumplir mi labor, y peleas con ex novios por diferencias irreconciliables. Pero esto nos ha pasado a todos los que nos desesperamos por nuestro querido San Lorenzo.
Muchos años trabajando sábados y domingos o en horarios al revés del mundo real, no me ayudaban a la hora de tomar la decisión de volver a asociarme.
Hasta que hace unos años, cuando nace la Subcomisión del Hincha, empecé a seguir su trabajo, iba a algunos eventos que organizaban y un tiempo después empecé a colaborar con la difusión a través de las redes sociales, hasta que me involucré definitivamente con ellos, con su trabajo, con su amor incondicional para con estos colores . Y gracias a esa motivación, y aunque no pudiera ir siempre a la cancha, decidí volver a asociarme porque es una manera de participar y ayudar, y además me permitiría poder elegir de ahora en más a quienes yo quiero que gobiernen mi Club.
Recuerdo unas palabras que me dijo una vez mi hermano cuando yo le preguntaba por qué no iba a vender ropa al Club ( él trabaja por su cuenta hace muchos años ) , y me dijo : porque el corazón es una cosa y los negocios son otra. Y para mí son sabias palabras, porque la pasión no se negocia ni se vende. Y me pasa, particularmente, que no podría ni siquiera venderle a algún cuervo una entrada que me sobre, y si me sobra o no la uso, se la regalo,
Asique, ante mis pocas dotes como comerciante, es que prefiero estar de este lado escribiendo y volcando algo de esta pasión, en palabras que comparto con los demás.
El día que finalmente se apruebe y salga la Ley de Restitución Histórica, sé que ese día mi vieja estará más feliz que nunca, sabiendo que nuestro regreso significa volver a abrazarnos con todos aquellos que se quedaron esperándonos. Será el reencuentro con nuestra historia.
Prensa Departamento de La Mujer CASLA
www.mujerescasla.blogspot.com
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