lunes, 9 de julio de 2012

Buffarini: “Lo mejor que me pasó fue llegar a San Lorenzo”

Aceptó el desafío: de Ferro a la Primera y en un momento complicado. Gracias a su despliegue entró rápido en los hinchas.

Aquel rubiecito de General Cabrera que llegó a Córdoba en silencio al Club Atalaya sufrió mucho. La soledad y varias vicisitudes cuando estuvo en Talleres, en las inferiores de AFA. Hasta que Piero Foglia (descubrió a varios jugadores, entre ellos a Pablo Ledesma de Boca) le pidió a Roberto Saporiti que lo incorporará a la pretemporada de Mar del Plata. Y Julio Buffarini, en el presente casado, 23 años y papá de una nena de 5 meses, debutó contra Defensa y Justicia, en Buenos Aires, cuando tenía 17 años.

Hoy, este rubio dueño de esa melena que se mezcla con el viento cuando corre se convirtió en pocos meses en uno de los estandartes de este San Lorenzo.

“No esperaba tan rápido ser uno de los mimados de la hinchada. Una vez sentí que de un lado de la tribuna cantaban mi apellido y del otro empezaron a gritar ‘¡Buffa, Buffa!’.

Ahora me quedó ese grito y soy muy feliz”, le cuenta a Clarín el volante mientras disfruta de su tiempo libre en su Córdoba natal junto a su familia.


Buffarini admite que soñaba con estar en un club grande. “Que coreaban mi nombre y ver la cancha llena como cuando estaba en Talleres”, dice mientras sus ojos se iluminan. No lo podía creer que San Lorenzo y Racing se “pelearan” por su ficha a principios del torneo.

“Y lo mejor que me pasó fue llegar a San Lorenzo.

Sabía que pelearíamos el descenso y la Promo. Pero me gustó el desafío. Fueron muchos domingos de sufrimiento, por eso tras el empate con Instituto lo festejamos entre todos. Fue una fiesta inolvidable.

Es como si hubiésemos dado una vuelta olímpica en el Nuevo Gasómetro ”, lo recuerda con lágrimas en los ojos. Buffarini es así… Reconoce que no terminaba bien los centros y por eso aceptaba las críticas periodísticas. “Cuando estuve en Atlético Tucumán me quedaba practicando varias horas. Me dije, ‘la pucha, si llegó bien al fondo, ¿cómo no voy a tirar bien un centro?’. Y en Ferro empecé a andar bien y logré el reconocimiento de los hinchas”, rememora Buffa su gran paso por el club de Caballito gracias al cual pudo desembarcar en Boedo. Hasta que apareció la oferta de San Lorenzo. “Esos días no podía dormir de la ansiedad. Y cuando se hizo me sentí como en las nubes. Justo para esa época llegó Martina (su primera hija que hoy tiene cinco meses) que festejó conmigo en la cancha el día de la salvación. Hoy (por ayer) la bautizamos con Facundo y Estefanía como padrinos”.

El volante está feliz en Córdoba porque pasó estos días con sus padres (Julio y Alicia) y sus suegros (Fernando y Estela), junto a la calidez de sus lazos íntimos. Y la nobleza lo obliga a confesar que la fiesta y el bautismo lo organizó “mi esposa, Florencia”. Justamente a ella la conoció en barrio Jardín, al lado de la casa de Daniel Alberto Willington, el ídolo de Vélez Sarsfield. “Todos me contaron que ese fue un groso”. El elogio de Buffarini para el Gran Daniel .

Y este rubio tiene otro sueño grande: “Jugar en la Selección” , dice sonriente. “Muchas veces escuché que varios periodistas me nombraban como una posibilidad, pero nunca me desesperé. Claro que el hombre también vive de objetivos y de desafíos. Y ese es otro de mis desafíos. Seguir progresando para alguna vez poder estar en la Selección Nacional”.

Este es Julio Buffarini, el que no le teme al presente, ese que lo tendrá afrontando nuevamente una dura temporada en San Lorenzo con el promedio otra vez apretando. Ni al futuro que, por el nivel que viene demostrando en el campo de juego, seguramente le tiene preparado una extensa carrera de satisfacciones.

CLARÍN

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